Las tecnologías y equipos para construir una casa inteligente están experimentando una tendencia de crecimiento.
Y hay buenas razones para ello. Hoy en día, transformar tu hogar, dulce hogar, en un hogar inteligente trae consigo beneficios. En este artículo te mostramos tres buenas razones para tener tu propia casa inteligente.
Reduce tu factura de luz
Aunque las tarifas de la energía fluctúan mucho, la tendencia siempre es hacia un coste elevado. Pero con una casa inteligente, el usuario no sólo puede controlar el consumo de energía, sino también ahorrar este recurso esencial.
Las bombillas de bajo consumo y los termostatos pueden ayudar en esta tarea. Los primeros pueden tener un coste mayor en el momento de la compra, pero con el tiempo valen la pena el dinero gastado. No sólo porque consumen menos electricidad, sino que también pueden proporcionar una vida útil más larga.
En cuanto a los termostatos, estos dispositivos muchas veces no sólo proporcionan datos sobre la temperatura del espacio, sino que también permiten controlar el consumo eléctrico. Basta revisar el equipo con más frecuencia para entender dónde se gasta la mayor cantidad de energía y luego realizar los ajustes necesarios en tu rutina para lograr mayores ahorros.
Mejorar la seguridad
Una casa inteligente debe tener equipos de vigilancia en el hogar, lo que significa que la casa es más segura.
Actualmente, existe una gran variedad de productos en el mercado, que van desde timbres inteligentes hasta detectores de movimiento, pasando por cerraduras inteligentes.
Este último equipo también puede resultar muy útil el día de compras del mes. Todo porque detectará la presencia del usuario cuando esté a unos metros de distancia y desbloqueará automáticamente la cerradura en cuanto reciba la confirmación por parte del usuario.
Incrementar la productividad de las tareas domésticas.
Tener una casa inteligente también ayuda con las tareas del hogar. Por ejemplo, los asistentes digitales pueden emitir recordatorios de cuándo se deben lavar las ventanas, por ejemplo. Mejores son los robots aspiradores que se pueden programar para limpiar la casa en ausencia del usuario.
Luego tenemos electrodomésticos como lavadoras y hornos que incluyen en sus características programación para iniciar la tarea. Basta con meter la ropa en la máquina y programarla para que se ponga en marcha en un momento en el que la tarifa energética sea más económica. De esta forma no sólo se realiza la tarea, sino que también es posible ahorrar energía.