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Meteorito con 4,5 Mil millones de años pueden explicar las capas de la Tierra y el Sistema Solar Mónica Marques 7 Septiembre 2023

El meteorito Erg Chech 002 fue descubierto en el desierto del Sahara en 2020 y se considera una de las rocas espaciales más antiguas.

Su estudio no sólo podría revelar más sobre la composición de la nube de polvo y gas que formó el Sistema Solar, sino también sobre el hecho de que la Tierra tenía una formación en capas.

El camino de Erg Chech 002 al planeta Tierra

En 2020 se descubrió en el desierto del Sahara el meteorito Erg Chech, que ahora está siendo estudiado y considerado una de las rocas espaciales más antiguas con 4,5 mil millones de años.

Según los investigadores, el meteorito es el fragmento de un protoplaneta que se formó cuando el Sistema Solar era bastante joven, alrededor del mencionado 4,5 mil millones de años.

Este protoplaneta era único en su clase, ya que era lo suficientemente grande como para tener una corteza, un manto y un núcleo, y además registraba actividad sísmica y tectónica. Fue destruido por una serie de colisiones con otros cuerpos celestes y sus fragmentos quedaron esparcidos por el espacio, hasta llegar a la Tierra.

El estudio Erg Chech puede explicar el origen del Sistema Solar y dar pistas sobre la Tierra

Desde su descubrimiento, el meteorito Erg Chech ha sido objeto de un estudio detallado. Ahora, en un análisis más detallado, realizado por un grupo de investigadores australianos, se comprobó la presencia del isótopo radiactivo aluminio-26 en este meteorito.

Para efectos de contexto, es importante aclarar que este isótopo se produce durante las explosiones de supernovas. Su presencia en Erg Chech 002 indica que el Sistema Solar sufrió una lluvia de material radiactivo procedente de estrellas que explotaron al final de su formación. Se trata de un descubrimiento relevante, ya que la distribución de este isótopo era una especie de enigma en el Sistema Solar.

Por otro lado, el aluminio-26 también puede proporcionar algunas pistas para explicar la formación en capas del planeta Tierra. Todo porque este isótopo habría sido vital en el proceso de proporcionar suficiente calor, a través de la desintegración radiactiva, para producir cuerpos planetarios con interiores en capas. Tal como sucede en el planeta Tierra.